Empecé a trabajar en las calles, como vendedora ambulante. Siendo el sostén de la familia, tengo tres hijos y asumo sola las responsabilidades de la familia.
Estamos expuestas a la violencia y el acoso en los lugares de trabajo. Condiciones de trabajo indecentes. Trabajar temprano en la mañana, por ejemplo, cuando llueve, tenemos que volver tarde, porque no tienes un horario de trabajo específico y tienes que trabajar hasta que tengas algo para comer. Y aun así, tienes que atraer clientes. Nos acosan todo el tiempo, pero igual tienes que atraer clientes porque son como tus jefes, te dan dinero. Tales temas, les digo, es lo que hemos estado sufriendo.
Porque no estoy solo. Estoy con mis compañeras vendedoras. Siempre gritamos. Para las autoridades. Clamar siempre a quien pueda ayudarnos en tales situaciones y condiciones. Realmente, somos las madres del mundo. Somos tus hermanas. Somos tus esposas. Somos una. Donde no hay una mujer, un mundo no puede sostenerse.
Entonces, por favor, hago un llamado a quien sea responsable, a quien corresponda, y a otras organizaciones de trabajadoras, seamos una, levantemos la voz, levantémonos y asegurémonos de luchar por nuestros derechos. Entonces, nos aseguramos de que las trabajadoras de la economía informal, no solo las vendedoras ambulantes y de mercado, sino todas las trabajadoras de la economía informal, cuyos derechos no son considerados, que no son considerados como trabajadoras, también sean vistas y reconocidas.
Gracias, soy Jesca Mwijukha del Sindicato de Empleados y Mercados de Uganda y soy vendedora. Muchas gracias. ¡Adiós!