Primero comencé a hacer un curso de costura; después de mi diploma comencé a hacer ropa para niños, que vendía en la calle, porque no tenía otro lugar. Después entré a trabajar en un taller de costura, pero seguí vendiendo en el mercado. Finalmente me enteré del sindicato, gracias a un amigo. Fue así como descubrí que si nos unimos podemos defendernos mejor del acoso y la violencia, y luchar para que se respeten nuestros derechos.
Hoy, la confederación es grande, habla a nivel de gobierno. Vi que los trabajadores por cuenta propia no se benefician de la protección social. Sensibilizamos a las mujeres vendedoras en los mercados. Luchamos por la protección social y todos los beneficios asociados a ella, para todos los trabajadores. He participado personalmente en varias capacitaciones y conferencias sobre protección social y sobre la formalización de la economía informal. Lo hice desde mi experiencia como vendedora ambulante. Estoy muy orgullosa de nuestro trabajo, y seguimos luchando y sensibilizando a los trabajadores de la economía informal en los mercados.