El siguiente artículo fue redactado por nuestro reportero para Europa del Este y Asia Central, Parvin Alizadeh, y son parte de nuestra campaña para celebrar el Día Internacional de los Vendedores Ambulantes 2021.
Nuestro próximo héroe es Shahin, de 35 años. Después de la muerte de su padre, él era el mayor de la familia y tuvo que asumir toda la responsabilidad. Shahin intentó trabajar en varias industrias. Trabajó en la construcción, limpió calles, pero luego decidió convertirse en vendedor ambulante. Construyó un carro con ruedas pequeñas para cargar higos y frambuesas en pequeños cubos de plástico sobre él.
Se mueve por las calles y vende sus productos cerca de las zonas residenciales, desde la mañana hasta la noche, tratando de ganar todo lo que pueda. Recoge los frutos de su propio huerto y también compra a vecinos mayores que no tienen la oportunidad de vender por sí mismos.
Según Shahin, tiene ingresos más o menos suficientes para ganarse la vida. “También gano dinero vendiendo productos pesqueros que traen mis familiares”, agrega. Afortunadamente, Shahin dice que no ha sufrido violencia ni destrucción de sus productos por parte de las autoridades. “No hay problemas, vivimos en paz. A veces, nos piden que cambiemos de ubicación y cooperamos con ellos”.
La pandemia afectó a Shahin, al igual que a muchos otros vendedores. Pero ahora que no hay bloqueo, confía en que puede vender sus productos, especialmente durante el verano, cuando hay más compradores. Sin embargo, está preocupado por COVID-19. Si la cantidad de personas infectadas por el virus aumenta nuevamente y el gobierno decide tomar medidas duras y anunciar cierres, no podrá comerciar.
Shahin no está casado, pero es responsable de su familia. Quiere ahorrar dinero en caso de otra cuarentena. “Ayudé a mis hermanos y hermanas a crecer y formar su propia familia”, dice.
Cuando nuestra conversación llegó a su fin, le deseamos a Shahin buena suerte en el camino de su vida.